La piedra mágica

Había una vez, en nuestro mundo fantástico, que recuerdo que se llamaba Dambil, existía un terreno mágico que tenia un lago en el que vivían muchas criaturas con poderes, llamado lago Cristalino. El lago Cristalino se caracterizaba por tener un hermoso valle, donde a veces corría un aire adormecedor. Al final de lago había una cascada, en ella se veía el agua correr. Alrededor había hierba, bien cuidada y que normalmente usaban para curar a la gente si estaba enferma.

En este caso, las criaturas, que vivían allí habitaban en unos árboles robustos y grandes, que vivían mucho tiempo. La mayoría eran duendes. Los duendes eran criaturas veloces, ágiles y potentes. Algunos duendes tenían alas y por eso eran difíciles de atrapar. Realizaban movimientos perfectos en aire, sus alas eran transparentes y tenían unos dibujos en ellas.

En ese lugar casi siempre se respiraba un aire de tranquilidad, hasta que un día un ser malvado, llamado, Zoburst apareció. Sus secuaces lo llamaban ``El Abrasador sangriento´´lo llamaban así porque cada lugar que visitaba, era destruido. No tenía piedad ni respeto. Una historia cuenta que incendió un pueblo y los que osaron enfrentarse a él lo pagaron muy caro, él mismo les arrancó la cabeza y las guardó.

A lo que íbamos; Zoburst quería destruir ese lugar tan maravilloso, el lago Cristalino, porque era su objetivo. El Abrasador sangriento era un mago muy poderoso, que poseía una fuerza descomunal y su nivel de magia era inalcanzable. Un día Zoburst comenzó a preparar y recitar un extraño conjuro, y de su mano apareció un sable mágico, cuando estaba recitando su conjuro con ese mismo sable señaló el lago Cristalino. El cielo se volvió negro, todo el valle estaba cubierto por una nube negra y se abrió en el cielo un agujero que formó un tornado destruyendo todo a su paso. Los duendes estaban fascinados, impresionados y asustados, no había palabras para describir ese suceso. Ellos pensaron rápido, se reunieron en casa del duende más fuerte y más viejo Fericans. Todos los duendes colaboraron y trajeron un caldero, Valdemor, otro duende, formuló un extraño conjuro, de repente creó un mar de fuego. El hechizo no afectó al malvado porque los duendes no estaban preparados, ni siquiera sabían que había una guerra. Los secuaces de Zoburst, sacrificaron su vida para crear una bola de energía muy potente que lanzaron contra el lago. Esto hizo que murieran muchas criaturas y que algunas quedaran con heridas graves. Fericans se hartó y formó una potente descarga de todos los elementos contra el Abrasador Sangriento y sus secuaces. Zoburst vio que muchos de sus secuaces se habían debilitado y que el solo no podía vencer a los duendes. Entonces Zoburst se resistió, pero por el camino grito: “¡Esto no quedará así la próxima vez ganaremos!

Fericans al oír esto decidió entrenar a su equipo para que estuvieran preparados para la guerra. Fericans cuando sus duendes estaban preparados, decidió crear una arma secreta muy potente que podría destruir a Zoburst, pero solo se podía usar con 4 duendes de distintas tribus, con un noble corazón. Fericans no supo a quien elegir hasta que recordó a 4 duendes cazadores y valientes. Su grupo se hacia llamar “Los buscadores del Infierno”. Se llamaban así porque allí donde había maldad, allí estaban ellos para callarla. Fericans pidió ayuda al líder, llamado Stoirles que no dudó un instante en defender a su pueblo.

Luego, Ferincans, reunió a todos los duendes de todas las tribus incluidos los buscadores del infierno y les dijo que entre todos concentraran todo su poder y en un mismo punto y… ¡¡¡¡ ZASS!!!! Todo ese poder provocó una explosión de energía que hizo que todos se cayeran hacia atrás. Cuando la luz cegadora de la explosión cesó, todos pudieron ver lo que había provocado. Era una piedra mágica con forma de corazón que desprendía mucho poder. Llego el día del enfrentamiento, todos estaban en sus puestos, había mucha tranquilidad, tal vez demasiada, pensaban algunos. Cuando de repente, se oyeron muchas pisadas…. ¡ES EL ABRASADOR SANGRIENTO Y SUS SECUACES!

El grupo de los Buscadores del Infierno se encontraban protegiendo la piedra mágica, para que, cuando se acercaran los enemigos, debilitarlos con un solo movimiento. Zoburst esperó a que sus secuaces atacaran, para luego lanzarles la bola de energía. Los secuaces formaron una enredadera espinosa, que atrapó a duendes para herirlos con los pinchos. Entonces el Abrasador Sangriento lanzó un poderoso conjuro que destruyó muchas casas. Después los Buscadores del Infierno contraatacaron con todo lo que podían hasta que vieron el momento justo de lanzar su poderoso ataque con la piedra mágica y… ¡¡ CIQUIZAS!! Una luz penetrante surgió. De repente vieron a Zoburst y a sus secuaces debilitados. Todos se pusieron eufóricos, Zoburst había sido derrotado por fin, hacía mucho tiempo que nadie le había parado los pies. Cuando todo se recuperó, se volvió a respirar tranquilidad.

Realizado por María de los Ángeles Jiménez García