El Corazón Ardiente

La carta Corazón Ardiente proviene de la Piedra Ardiente, que existió hace miles de años en Dambil. La encontraron un grupo de duendes arcanos cuando paseaban por las Colinas Herbáceas. Nadie sabía para que servía, hasta que un viejo duende de mucho poder llamado Artientus la estudió. Día a día, semana tras semana, hasta que un día descubrió que servía para curar las heridas tantas veces como se quisiera y daba mucha fuerza para derrotar a tu oponente.

 Mulgor, un duende malvado y desterrado del Monte Arcano, quería conseguirla a cualquier precio, desde arrasar casas a matar a los duendes inocentes. Cuando Mulgor se enteró por uno de sus orcos que la piedra la tenían los duendes, cogió su armadura y se dispuso a luchar. Los duendes como ya sabían que iría a sus casas para arrebatarles la piedra, corrieron hasta el Bosque Sombrío, para refugiarse, llevándose, por supuesto, el Corazón Ardiente. El único que permaneció en la Aldea fue Artietus, para defenderlos y derrotar a Mulgor. A la hora del encuentro, Mulgor corrió a la batalla, Artientus le esquivó y en un despiste de Mulgor, Artientus le hirió gravemente. Estaba dispuesto a asestarle el golpe final, pero desapareció en una misteriosa niebla negra antes de que Artientus pudiera detener la espada que quedó clavada en el suelo. Viendo que ya no había nadie, corrió todo lo que podía y llamó a todos los duendes que habían huido al Bosque Sombrío y les pidió la piedra. Artientus la llevó a un lugar donde nadie se atrevería a entrar; en lo más profundo de las Cuevas Catastróficas.

Realizado por Olaya Ballesteros